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Mostrando entradas de julio, 2012

blow the candles out

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No voy a tener mi   cámara de fotos rellena de fresa , ni decenas de botellas de cerveza amontonándose por todos lados. No habrá capas y capas de maquillaje, ni vestidos imposibles, ni llamadas irritantes, ni sonrisas de mentira, ni regalos de amigos que nunca te conocerán. No habrá miradas al pasado, ni tradiciones, ni basura que barrer... y por suerte... tampoco habrá vacío ni vértigo estomacal al final del día. Habrá un pastelito amarillo con una sola vela, que soplaré probablemente con las mismas ganas que con 5 años. Y meteré el dedo en la nata o puede que la puntita de la lengua. Me felicitará gente nueva: algunas madrileñas, un bengalo(lo)ndinense, un malí y seguro que gente que todavía no conozco. (Porque mi vida ahora es un continuo cruce con gente nueva a la que me acerco desarmada y a la que conozco con letras y con verbos que no pertenecen al idioma que hablan la mayoría de los idiotas) Por la tarde me tumbaré en un banco de piedra al lado de la fuente y escucharé el zu

Julio es un mes sin patas II

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 Odio cada día a más gente. Aunque sólo sean dos minutos. Es suficiente.  También veo los tejados a los que no me subo para ver unas estrellas que ya no sé mirar.  Me doy cuenta de que nadie como yo. La soledad es (a menudo) la alfombra mágica, el salto de pantalla, las alas cosidas a doble espacio... Quiero que los árboles me den sombra. Ése será mi regalo de cumpleaños. Será el mejor. Dicen que el dinero no da la felicidad. Tod@s sabemos que eso no es más que una verdad a medias y, para mí, una mentira. Una mentira de mierda. Culpable de tortura. De asesinato por adelantado. Sería merecedora de amor aunque no fuera yo misma. Igual me estoy volviendo arrogante. No me importa. No me parece tan grave.

Begusa-colador

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Los agujeros sólo piensan en hacerse un recogido deshecho (de esos que están tan de moda)... mojar la llema de uno de un dedo al azar en mi funky red pot y salir a saltar como un grillo, patalear, dar vueltas y rebozarse un poco por la llanura verde que nos rodea escuchando una canción que merezca la pena... I-i-i-i-i-i need a boy!

Copias en papel de estraza

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  El sentimentalismo no se corrige volviéndose cínico sino volviéndose serio

Julio es un mes sin patas

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Estoy sentada en un balcón y siento claustrofobia. Miro los barrotes de la barandilla... y estoy presa. Presa de todo lo que no. Y presa de todo el verde. De esas mesas en las que no celebro nada. De todas las personas a las que no toco. No puedo abrazar. Ésa es mi patología. Veo los escenarios a los que no me subo. Veo las caricias que no siento; veo todos los sitios que no piso. No podré dejar mis huellas clavadas en ningún lado interesante. ¿Acaso no es cruel? Veo a la gente que no veo, que no quiero ver. Veo a la gente que veo y que, a veces, tampoco quiero ver. Oigo los silencios de algunos... y me queman las palabras de todos. (o casi todos)

Comienzos

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Conducía un camión lleno de dinamita por la Plaza Roja cuando se dio cuenta de que ya no había nada que hacer allí. Se acordó de la foto de Iggy Pop y David Bowie  en Moscú. Trató de encontrarlos pero no dio con ellos. Así que comenzó a angustiarse y se angustió tanto que se despertó. Le pregunté: ¿Qué coño pasa? Y dijo: Nada, sólo era un sueño. Después volvimos a quedarnos dormidos. Soñé que tenía una pistola de plata. Una pistola preciosa. Primero disparaba contra el tío que mató a Lennon y pensaba: eso está bien, pero después me ponía a dispararle a todo el mundo. Disparaba sobre los que iban de uniforme, y me daba igual que fueran policías, carteros, azafatas o futbolistas. Sinceramente no sabía qué pensar al respecto. Cuando se terminaron las balas, tiré la pistola al suelo y eché a correr. Corría tan deprisa como podía, y podía correr realmente deprisa. Tanto que los niños temblaban en sus asientos cuando pasaba cerca de un colegio. Corría mucho más deprisa de lo que he corri

asesinato

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Sala de espera de estrellas fugaces [nos disculpamos por eventuales retrasos] g.p.