la mujer que re-inventó Montauk

(I) Si tú crees que saldrá bien... lo hará; si tú crees que puedo... ya tengo la mitad del camino hecho. (II) no hay ningún (otro) hombre ni en mi ducha ni en mi cama, no necesito ser la primera, quizás la última (al menos durante un día)... se requiere práctica para vivir sin reproches ni arrepentimientos, pero.. ¿cuánta? al fin y al cabo todavía me pregunto por qué siempre soy tan implacable: tengo la edad adecuada para no pensar demasiado, ¿a quién coño le importa? nos queremos... 'ésa es nuestra verdad' (resuena un eco desquiciado en angosto pasillo) y tú sigues sin creerme: caminamos al borde del abismo... si nunca nos asomamos, ¿cómo vamos a saberlo? (III) consejo: no podemos cerrar los ojos ante todo lo que no es perfecto

Tú nunca empiezas las historias y cuando pronuncio yo el 'érase una vez...' nunca se te ocurre ponerle lucecitas al tema y yo no tardo en arrepentirme... y me siento y pienso que pierdo tiempo y tiempo me paso los días perdiendo el tiempo si sumara las horas que pierdo cada día por desajustes horarios o sentimentales podría fabricarme otra vida... sobre todo ahora que es navidad y el mundo, a veces, me pesa demasiado.

Cuando la vida se viste de derrota y el corazón se ahoga en ahorros no queda otra que salir por patas aunque no tengas tren ni periódico porque si te quedas, corres el riesgo de que se te peguen las suelas al cemento; fumo porros cada noche y me doy lecciones en clave de fa: hipotecarte el alma por cuatro polvos es demasiado mediocre hasta para ti; y vender la dignidad a base de orgasmos benditos frustra como el regusto a cigarrillo... y si nadie sabe (ya) encender hogueras me visto toda de amarillo antes de quedarme a oscuras porque por mucho que yo abra todos los grifos de la casa si no hay agua... van a seguir callados. como putas. como tú.