la mujer que re-inventó Montauk

Dice Aurélia que el mundo se divide en dos tipos de amantes: los que lamen para entrar y los que lamen para dar placer. (Yo antes consideraba también el grupo de los que lamen por miedo y de los que, simplemente, no lamen... Pero igual va siendo hora de reducir opciones...)

Me gusta Quique porque me ensancha las vías respiratorias, porque me intriga pensar de qué color serán las sábanas de su cama, porque me hace cerrar los ojos e imaginarme en un coche con las ventanillas bajadas, los ojos claros de quién yo me sé a la izquierda, las gafas rojas y un frappé (o sucedáneo) bien frío en el salpicadero... y no conozco más libertad que el viento violándome los rizos... Me gusta Quique porque me folla entera: desde los oídos hasta las entrañas... y, como si nada, sin pedir siquira permiso y probablemente hasta sin pretenderlo

Si la novela rosa es cosa de mujeres.... ¿el romanticismo sabe a coño?

Yo, cuando tropiezo, no siento esa vergüenza terrible que hace que te levantes de un salto sin ni siquiera pararte a pensar si te has hecho daño (y esto, en mi caso, es aplicable más allá de las caídas físicas)

Luis: Y ¿cómo sabes que estás enamorado? Henri: Porque cuando la miro... la veo. Cuando miro al resto de mujeres sólo veo cacerolas.

Me voy. Sin despedidas, ni suspiros inquietos. Este año no habrá llamadas. Ni fotos fingidas. No necesitaré comprarme un vestido nuevo. Le he dado la espalda a las sonrisas con ecos roncos y arpías. Me gustan los amores que no necesitan cuadricularse ni firmar convenios ni ponerse condiciones, pero que te pesan un quintal (etéreo) y te arrugan en alguna parte del cuerpo (poco importa si en el estómago o en el dedo gordo del pie). Van a ser unas semanas duras, pero decisivas. Prometo que no voy a callarme por piedad (ni a hablar por requerimiento o chantaje). Prometo que no voy a mentir. Si alguien intenta explicarme la moraleja de un desencuentro: lo muelo a palos. Si me siento triste y no quiero que me vean llorar o de repente el mundo se me torna insoportable, subiré corriendo las escaleras que conducen a los corredores y meteré la cabeza en una bolsa de papel marrón (como esas que utilizan en las pelis americanas para llevar la compra). Aunque

quiero escribirte mensajes satánicos en la espalda con un bote de nata y luego borrar mis pecados con la lengua me gusta esperarte en el polo norte sentada en la nieve y jugando al poker con un oso polar (para que veas que el frío no siempre puede con todo) (pero tú en el fondo ya sabes que soy una marciana que se llena de energía dando besos de mariposa)

Siempre he creído que una relación de verdad no es sólo ir al cine un rato o buscar viajes sin esquinas o despedirse sin fecha y tan contentos... ni olvidarse entre los decibelios de un concierto 'cool'... no es sólo follar con rabia o saber el número de pie de la otra... para una relación de verdad hay que estar... y sobre todo: hay que querer estar... Supongo que hay cosas que no se pueden evitar. Supongo que no siempre se puede estar enamorado. Y supongo que el significado de estar enamorado depende de cada persona (o de la persona destinataria en cuestión).

Querido interrogante: Si algún día te enamoras de mí de esa manera que hace que quieras ponerle un monumento a mi coño... (no, no, no... esto no era así) Querido interrogante: Si algún día te enamoras de mí de esa manera que hace que quieras llenar la pared de fotos.... prométeme que iremos a Sebastopol. Desde que era pequeña he soñado con hacer un viaje allí. No sabía dónde estaba, ni qué había en Sebastopol... pero sólo el nombre me tenía hipnotizada. Puede que la S se me antojara escurridiza (o que me recordara a un tobogán retorcido). Y ese 'pol' al final me sonaba a chapuzón limpio y con ganas. Y a Sebastopol me gustaría ir con una persona a la que quisiera normal, ni mucho ni poco: lo justo. Y viceversa. Porque solamente con una persona que pueda quererme unos días más y otros días menos, Sebastopol sería una aventura interesante.

Dicen que el sordo cree que los que bailan están locos

No quiero dormir sin tus ojos, no quiero ser sin que me mires: yo cambio la primavera por que tú me sigas mirando. (p.n.)

Este año no he mandado postales, ni comprado regalos. no tengo el corcho de la pared lleno de recetas imposibles, ni nada que recuerde a la navidad en toda la casa. este año no ha sonado el teléfono, ... ... ... no hay escapadas, no hay dulces, no hay familia. este año no habrá discos de vinilo, ni momentos estúpidos. este año es un 'pause' imprevisto, (quizá inadecuado... Y yo mientras, me dedico a ver casi obsesionada, fotos de nieve como si quisiera que el frío del papel me llegara a las orejas.

Esta canción siempre me recuerda que con los ojos cerrados también sigo siendo yo. Y en el fondo no está mal ir probándose los años con zapatillas y vaqueros y guardar en fotos las heridas de pirata y seguir intentando volar cada noche como aquel chico que creía que tenía superpoderes.

A veces me pregunto cómo fue que me volví idiota de repente (supongo que una noche entraron en casa y me robaron el cerebro... pero no me debí dar cuenta, porque seguí haciendo mi vida como si nada hubiera pasado)