la mujer que re-inventó Montauk

Tengo 83 años y no he averiguado todavía si la vida es un acertijo o una trampa (León Felipe)

Me gusta imaginar que si algún día me voy dejaré todas las paredes vacías tétricas tanto que no tendrán ni sombra; me gusta pensar que me marcharé y seré capaz de cerrar la puerta con decisión; en el cuarto no quedarán más que ecos desquiciados y esquinas huesudas ambiente ácido tanto como tus ausencias... me gusta saber que tienes suficientes corazones de respuesto para tirar a la basura sin miramientos los barcos de vapor con los que nos follaríamos el mundo entero o centrifugar todos los 'te quiero' que nunca tuvieron fuerza suficiente para enamorarte

Conforme empiece la B a escaparse de tu boca... ya me empiezan a temblar las piernas. Hay qué ver cómo suena el nombre de una en labios del otro...

Es increíble como a veces un gesto tan sencillo puede transformarse en una sonrisa, en un sí, en un viaje en cueros y con capa de superheroina sobre toda la ciudad de edificios chicharra, en el placer de un capuccino extra de espuma, en cantar vociferando la última canción que no te sacas de la cabeza... o en la frase con la forma necesaria para empezar un cuaderno de viaje.

No tengo sonrisas cruzadas, complicidades con canela, latidos a destiempo o desubicados o con bandera blanca; no tengo compases en 6/8, ni relojes sin cuerda (y con mucho amor); no tengo sorpresas, ni manos cercanas, ni rizos revueltos; no tengo camiseta mojada ni besos sin escurrir; no tengo viajes a 100km/h y gritos en el cielo; no tengo polvos en sitios improvisados, inadecuados, imprevistos, inacabados (ni orgasmos en latín); no tengo escalofríos ni abrigos de piel ni de brazos (gigantes); no tengo respiraciones, ni nucas, ni narices despistadas; no tengo simplicidades, ni pronósticos cercanos, ni llaves; no tengo síes y... tú no tienes tiempo (o tal vez ganas).

No hay cosa que me joda más que ese tipo de personas que abren puertas para entrar en sitios donde no se quieren quedar.

¿Qué es más importante: querer o que te quieran?

Soy una de esas pocas personas a las que no les cuesta contar sus defectos. Tampoco es que necesite escarbar mucho para encontrarlos. Y siempre cuento con la ayuda de l@s demás. Si preguntáis al de al lado, dirá que soy aburridísima (y si no lo hace, os estaría mintiendo... sin duda). Este blog siempre recibe comentarios de desconocid@s (nadie que sepa de qué color tengo los ojos o hacia dónde tengo torcida la nariz se atreve a escribir aquí.. a pesar de que yo les he dejado claro que no me enfadaría). Y probablemente esos desconocid@s dejan su huella intrigad@s por la posibilidad de que detrás de esas entradas a veces (sólo a veces) algo ingeniosas/ocurrentes/conciertoencanto/simplementeraras se encuentre una persona fascinante.... pues no. Siento mucho decepcionaros, pero no.

Querer más no implica querer mejor; aunque si te quieren poco, es difícil que no te quieran mal.

Como quien no quiere la cosa. Ninguna cosa. Boca cosida. Párpados cosidos. Me olvidé. Adentro el viento. Todo cerrado y el viento adentro. Hay, en la espera, un rumor a lila rompiéndose.Y hay, cuando viene el día,una partición de sol en pequeños soles negros.Y cuando es de noche, siempre, una tribu de palabras mutiladas busca asilo en mi garganta para que no canten ellos. Alejandra Pizarnik .

M es a veces un tobogán, un elefante o un hilo destensado y revoltoso. M es muy importante porque es valiente. M sujeta con vehemencia al mundo por sus enclenques patichuelas. Sin pensar. Pero... ¿y si un día se le olvidara cómo hacerlo? ¿Y si un día M decidiera largarse? El mundo se rompería...

Esta ha sido la semana de las sorpresas. O de las primeras veces. La primera vez que me quedo embobada mirando a un camionero que conducía leyendo una revista sobre el volante. La primera vez que veo a una chica con la mano en el bolsillo trasero de los jeans de otra chica. La primera vez que me rasco los ojos de incredulidad viendo a un futbolista símbolo testosterónico de la primariedad pidiendo violencia cero entre h y m. La primera vez que escucho más de 10 segundos seguidos a Bigas Luna y descubro que es un antitaurino hijoputa. La primera vez que me paro a lo que sería pensar pero sin pensar... y sonrío. Sonrío porque se me han pasado los días volando.

You can't imagine how I love this song...

Marc decidió el significado del adverbio tarde Marc decidía cómo y cuándo había que hacer el amor Marc decidió que era bueno ver amanecer Marc decidía lo que era divertido y lo que no Marc decidió que él abría la boca y nadie más Marc decidía si se entraba o se salía Marc decidió que los orgasmos de Elsa no eran importantes Marc decidía de qué color tenían que ser las paredes Elsa lo quería. Y no lo entendía. Elsa se preguntaba por qué seguía ahí quieta.